Cada nación posee una estructura demográfica, producto de una evolución
natural y social. La estructura de la población es la composición del país por
edades y sexo. La fuente para establecerla son los censos que se realizan cada
determinado tiempo, en México es cada 10 años. La estructura guarda una
estrecha relación con la población económicamente activa y ambas son relevantes
en las posibilidades y problemas que enfrentan las naciones como México. Si la
PEA(POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA) es mayor, se proyecta un mejor desarrollo por el incremento de la población
productiva, principalmente en las ciudades. En la proporción inversa se tiene
un gran potencial humano, que a futuro podría ser un gran porcentaje de la PEA,
pero con riesgo de crear problemas como el desempleo.
De manera general, los países en vías de desarrollo y pobres como México,
son los que desencadenan mayoritariamente diversos problemas sociales, así como
movimientos migratorios en busca de empleos hacia las grandes ciudades y hacia
las naciones industrializadas. Esto aunado a la demanda insatisfecha de
servicios educativos, de asistencia médica y habitacional, entre otros, conduce
a la desarticulación social de la población joven. Otro aspecto de gran
importancia, en la estructura de la población urbana, es la relacionada a la
composición por sexo. Convencionalmente se consideraba que el hombre estaba
destinado a la producción y la mujer a la reproducción y al cuidado de los
hijos. Pero esto cambio a partir de las guerras mundiales, cuando las mujeres
tuvieron que incorporarse a la vida productiva, mientras los hombres se
encontraban en el campo de batalla.
Así, se revolucionaron las posibilidades de acción para las mujeres
mexicanas en los sectores económicos, sociales e intelectuales. En nuestros
días, debido a esas ideas, en México y en la mayoría de los países del mundo ha
cambiado la estructura de la población, pues se ha vislumbrado un nuevo
panorama en las funciones que desempeña cada sexo, proclamándose una igualdad
de ellos, por ejemplo, con movimientos importantes de liberación sexual que
proclaman igualdad de oportunidades y de participación en la vida económica de
la sociedad. En el extremo opuesto se observan pueblos, con particularidades,
que ven estos cambios de funciones como atentados a sus principios religiosos y
culturales, como Irán, India y
algunos africanos y de Oceanía.