domingo, 12 de abril de 2015

LAS PEREGRINACIONES


Las peregrinaciones son la forma más clara en la que las personas demuestran su fe religiosa.
En la Ciudad de México, desde hace 479 años, se realiza una de las más importantes y reconocidas a nivel mundial. Millones de personas llegan a la Basílica de Santa María de Guadalupe el 12 de diciembre para ver a “la morenita del Tepeyac”.
A través de viajes que pueden ser a pie, en bicicleta, vehículo o en rodillas, los fieles se congregan en el santuario con el objetivo de tener un acercamiento con la Virgen y hacerle una petición, les cambie su vida o les haga “un milagro”.
La llegada de peregrinos al recinto religioso capitalino no es el único en su tipo. A continuación algunos de los recorridos más impactantes que realizan los fieles de todo el mundo.
Basílica de Guadalupe. Ubicada en la delegación Gustavo A. Madero, en el Distrito Federal, recibe a millones de personas que año con año y de las diferentes entidades de la República Mexicana festejan el aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac.
Apareció en 1531, diez años después de la Conquista de México. La mañana del 9 de diciembre se presentó ante Juan Diego, quien se dirigía al Convento de Tlatelolco y le reveló que su deseo era tener un templo en ese llano.
La mayoría de las peregrinaciones que se realizan comienzan precisamente en México, dirigidas por sacerdotes locales de las diferentes delegaciones. Es considerada el segundo santuario católico más visitado del mundo.  
 ¿qué son las peregrinaciones?
el hombre religioso hace una distinción del espacio en el que se desenvuelve a partir de su cosmovisión, exalta un espacio fuerte y significativo para él, lo que constituye el espacio sagrado, y establece otro sin estructura ni consistencia, el espacio profano.
El espacio sagrado se convierte en eje central de la construcción del mundo, es el rasgo que le da orientación al espacio que habita.
El espacio sagrado se traduce en un punto de comunicación con la divinidad, de contacto entre el hombre y Dios, entre lo terrenal y lo celestial.
El espacio sagrado, por comunicar al hombre con Dios, se convierte en el centro del mundo, se transforma en el eje cósmico de su realidad religiosa.
El espacio sagrado se concreta en el lugar sagrado, sitio en el que el hombre religioso considera como el centro del mundo, la abertura entre lo terrenal y celestial y el punto de encuentro entre ambos, el lugar sagrado es reproducido en los santuarios y en las ciudades santas. De acuerdo con lo anterior, la construcción de un templo en el lugar sagrado, significará la puerta hacia el contacto divino, toda la estructura arquitectónica se verá influida por signos y símbolos que hagan referencia a ello.
Debido a que el lugar sagrado es el eje cósmico del hombre religioso, es decir, es el centro de su mundo, es comprensible que trate de estar cerca de él, de ahí que el peregrinar sea una constante hacia los lugares sagrados considerados como santuarios.
Santuarios: punto de encuentro de la fé.
Los santuarios en términos prácticos, son lugares donde hay una imagen o reliquia que propician una devoción particular, estos no son definidos por una característica histórica o artística inherente a un edificio o institución sino por la devoción de la gente; un santuario en lenguaje común es un lugar de peregrinación al que se acude desde distancias más o menos largas como son los casos de Fátima, Lourdes o la Basílica de Guadalupe.

Los santuarios son en resumen:
                lugares específicos,
                que contienen una imagen o reliquia,
                que son objeto de devoción para la gente y,
                son metas de peregrinación.
Los santuarios y/o centros religiosos han tenido su origen en lugares que se consideran sagrados porque en ellos estuvieron presentes personajes importantes para una religión (Cristo, Mahoma, Buda); porque existen ahí reliquias como los restos de los santos, imágenes y otros objetos sagrados, como por ejemplo: las astillas de la cruz de Cristo; o porque en dichos lugares se ha producido una especial o extraordinaria revelación de la divinidad, una teofanía, que ha consistido en un milagro, una aparición, una curación, la preservación de un mal individual o colectivo: enfermedad, peste, guerra, hambre, terremoto, inundación o tempestad, etc.
A la manifestación divina sobreviene el reconocimiento de los fieles y su peregrinar a esos lugares considerados como sagrados con la finalidad, entre otras, de adquirir méritos, obtener el perdón de un pecado o una curación milagrosa, es decir, de purificar y redimir a quien peregrina. Su contenido son las plegarias, rezos, promesas, peticiones, ofrendas, mandas, votos, danzas, cantos y sacrificios. Esta actitud de la religiosidad del hombre no se ve exenta, de la influencia de las estructuras sociales, económicas y culturales del espacio en que se desarrollen.