LAS PEREGRINACIONES
Las peregrinaciones son la forma más clara en la que las personas
demuestran su fe religiosa.
En la Ciudad de México, desde hace 479 años, se realiza una de las más
importantes y reconocidas a nivel mundial. Millones de personas llegan a la
Basílica de Santa María de Guadalupe el 12 de diciembre para ver a “la morenita
del Tepeyac”.
A través de viajes que pueden ser a pie, en bicicleta, vehículo o en
rodillas, los fieles se congregan en el santuario con el objetivo de tener un
acercamiento con la Virgen y hacerle una petición, les cambie su vida o les
haga “un milagro”.
La llegada de peregrinos al recinto religioso capitalino no es el único
en su tipo. A continuación algunos de los recorridos más impactantes que
realizan los fieles de todo el mundo.
Basílica de Guadalupe. Ubicada en la delegación Gustavo A. Madero, en CIUDAD DE MÉXICO, recibe a millones de personas que año con año y de las
diferentes entidades de la República Mexicana festejan el aniversario de la
aparición de la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac.
Apareció en 1531, diez años después de la Conquista de México. La mañana
del 9 de diciembre se presentó ante Juan Diego, quien se dirigía al Convento de
Tlatelolco y le reveló que su deseo era tener un templo en ese llano.
La mayoría de las peregrinaciones que se realizan comienzan precisamente
en México, dirigidas por sacerdotes locales de las diferentes delegaciones. Es
considerada el segundo santuario católico más visitado del mundo.
¿qué son las peregrinaciones?
el hombre religioso hace una
distinción del espacio en el que se desenvuelve a partir de su cosmovisión,
exalta un espacio fuerte y significativo para él, lo que constituye el espacio
sagrado, y establece otro sin estructura ni consistencia, el espacio profano.
El espacio sagrado se convierte en
eje central de la construcción del mundo, es el rasgo que le da orientación al
espacio que habita.
El espacio sagrado se traduce en un
punto de comunicación con la divinidad, de contacto entre el hombre y Dios,
entre lo terrenal y lo celestial.
El espacio sagrado, por comunicar al
hombre con Dios, se convierte en el centro del mundo, se transforma en el eje
cósmico de su realidad religiosa.
El espacio sagrado se concreta en el
lugar sagrado, sitio en el que el hombre religioso considera como el centro del
mundo, la abertura entre lo terrenal y celestial y el punto de encuentro entre
ambos, el lugar sagrado es reproducido en los santuarios y en las ciudades
santas. De acuerdo con lo anterior, la construcción de un templo en el lugar
sagrado, significará la puerta hacia el contacto divino, toda la estructura
arquitectónica se verá influida por signos y símbolos que hagan referencia a
ello.
Debido a que el lugar sagrado es el
eje cósmico del hombre religioso, es decir, es el centro de su mundo, es
comprensible que trate de estar cerca de él, de ahí que el peregrinar sea una
constante hacia los lugares sagrados considerados como santuarios.
Santuarios: punto de encuentro de la
fé.
Los santuarios en términos prácticos,
son lugares donde hay una imagen o reliquia que propician una devoción
particular, estos no son definidos por una característica histórica o artística
inherente a un edificio o institución sino por la devoción de la gente; un
santuario en lenguaje común es un lugar de peregrinación al que se acude desde
distancias más o menos largas como son los casos de Fátima, Lourdes o la
Basílica de Guadalupe.
Los
santuarios son en resumen:
•
lugares específicos,
•
que contienen una imagen o reliquia,
•
que son objeto de devoción para la gente
y,
•
son metas de peregrinación.
Los santuarios y/o centros religiosos han tenido su origen en
lugares que se consideran sagrados porque en ellos estuvieron presentes
personajes importantes para una religión (Cristo, Mahoma, Buda); porque existen
ahí reliquias como los restos de los santos, imágenes y otros objetos sagrados,
como por ejemplo: las astillas de la cruz de Cristo; o porque en dichos lugares
se ha producido una especial o extraordinaria revelación de la divinidad, una
teofanía, que ha consistido en un milagro, una aparición, una curación, la
preservación de un mal individual o colectivo: enfermedad, peste, guerra,
hambre, terremoto, inundación o tempestad, etc.
A la manifestación divina sobreviene el reconocimiento de
los fieles y su peregrinar a esos lugares considerados como sagrados con la
finalidad, entre otras, de adquirir méritos, obtener el perdón de un pecado o
una curación milagrosa, es decir, de purificar y redimir a quien peregrina. Su
contenido son las plegarias, rezos, promesas, peticiones, ofrendas, mandas,
votos, danzas, cantos y sacrificios. Esta actitud de la religiosidad del hombre
no se ve exenta, de la influencia de las estructuras sociales, económicas y
culturales del espacio en que se desarrollen.